Debemos procurar decir siempre la verdad, parece muy sencillo, pero muchas veces cuesta más de lo que se cree. Se utilizan las dichas ‘’mentiras piadosas’’ para ocultar cualquier cosa que para nosotros es una tontería, pero que en realidad a la persona que mientes haces daño, y esta pequeña mentira que en un principio nos es nada se va haciendo más y más grande hasta que la verdad se acaba sabiendo y sorprendiendo a quien mientes y encima quedas mal.
La sinceridad no sólo se ve en las palabras, sino que también se demuestra con los hechos.
Cuando se aparenta lo que no somos se tiende a aparentar lo que no se es. Normalmente si se descubre la gran mentira que nos han hecho creer se nos viene a la memoria el refrán: ‘’Dime de que presumes y te diré de que careces’’ y entonces se produce una gran desilusión ya que se pierden las esperanzas de lo que la persona no es en realidad, entonces antes de nada conoce a la persona por si luego te llevas una gran desilusión.
También indicar que ‘’decir’’ siempre la verdad con palabras es una parte de la sinceridad, pero también hay que ‘hacerlo y demostrarlo con hechos.
Para ser sincero se necesita tener mucho tacto y mucha memoria ya que si mientes y luego no te acuerdas pues quedas mal frente a las personas engañadas. Por otro lado si no sabemos decir las mentiras hay que interpretar mucho y eso significa que cuando debemos decirle a una persona la verdad de lo que pensamos y esta verdad la incomoda debemos utilizar las palabras, las expresiones correctas ya que el primer propósito es ayudar a esa persona, y esto es necesario para que la persona escuché y vea que lo que se la dice va con buenas intenciones y sin ánimo de ofenderla, pero normalmente la verdad la gente no suele querer escucharla y la típica frase de tu madre o tu gente cercana es de que la verdad duele, por eso pasamos de oír las verdades que nos suelen decir, porque queremos sentir y tener nuestra propia verdad de los asuntos que pasen.
La sinceridad también requiere valor ya que a la hora de decir la verdad a un amigo o a una amiga ya que el no decir la verdad no se puede justificar con no decirlo, porque puedes perder una buena amistad o por el concepto que se tiene de la persona y se quiere y no quieres hacerla daño y muchas veces te lo callas.
La persona sincera siempre dice la verdad, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Ya que vernos sorprendidos mientras mentimos es más vergonzoso aún.
Al ser sinceros aseguramos nuestras amistades, somos más honestos con los demás y a la vez con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la autenticidad que hay en nuestra forma de comportarnos y nuestras palabras.
A medida que nos vamos haciendo más mayores, la sinceridad debe ir en aumento aunque no suele pasar porque quien es mentiroso no suele cambiar, al contrario, se acentúa mas y debe convertirse en un elemento básico para vivir nuestra vida con auténtica plenitud y sinceridad.
SER SINCERO ES LA BASE DE UNA GRAN AMISTAD
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